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Si he estado en contacto con un enfermo de tuberculosis, ¿qué debo hacer?

¿Qué debo hacer si he estado conviviendo con un enfermo con tuberculosis?

Su médico indicará la realización de una prueba de la tuberculina para averiguar si se ha infectado. Consiste en inyectar con una aguja una pequeña cantidad de solución bajo la piel, normalmente en el antebrazo, y que contiene una porción inactiva de la bacteria tuberculosa. En 2-3 días su médico valorará la reacción producida en la piel, la mayoría de los pacientes infectados desarrollan una reacción dérmica en el lugar de la inyección. Una limitación de esta prueba es que también saldrá positiva si usted fue vacunado contra la tuberculosis o ya estuvo en contacto con bacilos de la tuberculosis hace años, aunque según la reacción observada en la piel puede ayudar a clarificar estas circunstancias. No obstante, es muy útil para que, en una persona que ha estado en contacto con un enfermo, el personal facultativo tome decisiones acerca de ampliar más el estudio o de la necesidad de tratamiento para prevenir la enfermedad tuberculosa en un futuro. A este se le llama tratamiento preventivo.

En caso de un resultado dudoso en la prueba de la tuberculina, se puede realizar otra para diagnosticar la infección tuberculosa que consiste en un análisis de sangre (interferón gamma;IGRA) que mide como el sistema inmunológico reacciona al germen causante de la tuberculosis.

¿Qué debo hacer si he estado conviviendo con un enfermo con tuberculosis y me empiezo a encontrar mal?

Para el diagnóstico de la enfermedad tuberculosa es necesario, además de un test cutáneo y/o análisis de sangre positivo, una radiografía de tórax para ver si hay daño en los pulmones y el aislamiento en el esputo de la bacteria para lo que se le indicará recoger muestras de esputo.

Si se confirma la enfermedad tuberculosa su médico le indicará que inicie tratamiento lo antes posible y que no lo abandone sin consultarle. Este tratamiento tiene una duración mínima de seis meses y, en algunas ocasiones, se puede prolongar hasta los nueve meses o incluso más.

Es importante el correcto cumplimiento de la medicación para evitar recaídas de la enfermedad o resistencias de las bacterias a los fármacos. No abandone nunca el tratamiento sin consultar con su médico, ya que además de poder seguir contagiando, puede hacerlo con bacilos resistentes. Esto dará lugar a una nueva forma de tuberculosis que será más difícil de curar y que tendrá peor pronóstico que la habitual.

El retraso en diagnosticar la enfermedad y en iniciar el tratamiento puede favorecer que la enfermedad empeore, produzca lesiones crónicas en el pulmón y, en algunos casos puede ser mortal, sobre todo en los niños y, en aquellas personas con defensas debilitadas.

El tratamiento tiene un efecto rápido en disminuir la capacidad de contagiar la enfermedad, por lo tanto al diagnosticar a un enfermo de tuberculosis y administrarle tratamiento se protege al enfermo de complicaciones y a las personas que viven con él de ser contagiados. Es muy importante recordar que el mejor control de la tuberculosis es el tratamiento correcto. Por tanto, cualquier persona relacionada con un caso de tuberculosis o que presente síntomas respiratorios que sugieran que puede estar enferma debe acudir a un centro médico para realizar un diagnóstico precoz, de infección o enfermedad y, si procede, recibir el tratamiento más adecuado.


Una vez diagnosticado de enfermedad tuberculosa durante las primeras dos o tres semanas del tratamiento, es preciso que el paciente se mantenga en una habitación la mayor parte del tiempo posible, que deberá ser ventilada varias veces al día. Los contactos personales deben ser breves y limitados, y utilizar mascarilla tanto el paciente como el cuidador. También se recomienda llevar mascarilla si el enfermo tiene necesariamente que salir a otras estancias de la casa para evitar la diseminación de las bacterias. Hay que subrayar que con un tratamiento correcto en tres semanas los enfermos dejan de ser contagiosos, pero necesitarán mantenerlo 6 meses para curar la enfermedad.

¿Se puede prevenir la tuberculosis?

Existe una vacuna contra la tuberculosis llamada bacilo de Calmette-Guerin (BCG). Esta vacuna se utiliza en algunos países para prevenir las formas graves de tuberculosis en niños. Sin embargo, en nuestro entorno generalmente no se recomienda la BCG debido a su limitada eficacia para prevenir la tuberculosis. No se debe olvidar que en el control de la tuberculosis la mejor prevención es el diagnóstico y la curación del enfermo.

 

Grupo de Trabajo Infecciones Respiratorias en Neumosur (GIREN)
Autor: Dr. Juan José Cruz Rueda. Hospital Universitario Virgen de las Nieves.Granada.
Coordinadores: Dra. Concepción Morales García. Hospital Universitario Virgen de las Nieves. Granada. Dr. Bernabé Jurado Gámez. Hospital Universitario Reina Sofía. Córdoba.

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