Autores
A. Fulgencio Delgado, A. Caballero Vázquez, A. Herrera Chilla
Introducción
La fuga aérea prolongada (FAP) es una de las complicaciones post-quirúrgicas más frecuentes, aumenta la morbimortalidad y la estancia hospitalaria. Puede ser a causa del retraso en la cicatrización en un pulmón generalmente patológico de base. La causa más frecuente de FAP es la cirugía del neumotórax secundario espontáneo. El tratamiento con válvulas es una opción mínimamente invasiva con escasa morbilidad y fácil reversibilidad; que debe ser considerada como alternativa antes de la cirugía. El objetivo de este trabajo es mostrar nuestra experiencia y analizar la eficacia en la serie de casos tratados.
Metodología
Serie de 2 pacientes tratados con VEB para la FAP tras tratamiento conservador con drenaje torácico. Se han recogido variables demográficas, clínicas y específicas del procedimiento en cuestión. Colocación con broncoscopio flexible, bajo sedación consciente y anestesia local. Se ha identificado la fuga mediante test de oclusión con catéter-balón tipo Fogarty. El éxito del procedimiento se ha establecido en la desaparición completa de la fuga, reexpansión pulmonar completa y retirada del drenaje torácico.
Resultados
Hemos realizado 2 procedimientos a varones con diagnóstico previo de enfisema y media de 64 años. En uno se produjo la FAP tras reseccion atípica en LSD y en el otro tras episodio de neumotórax espontáneo secundario. La fuga aérea era contínua en ambos casos, con una media de 19,5 días con tubo de drenaje previo a la colocación de las válvulas. Se pusieron en total 5, todas del modelo IBV de 6-7 mm, en un paciente fueron 3 en segmentos 1 y 2 del LSD y en el otro 2 en segmentos 6 y 8 del LII. El tratamiento fue exitoso en ambos casos, cesó la fuga, con una media de tiempo de drenaje pleural posterior a la colocación de 8 días. Salvo un episodio de neumonía tras la insercción de una de las válvulas, no se produjeron complicaciones durante la técnica ni en revisiones posteriores; realizadas con broncoscopia flexible al mes y a los dos meses de su colocación. La media de tiempo que se mantuvieron las válvulas fue de 65 días, siendo retiradas con broncoscopio rígido.
Conclusiones
El uso de VEB para tratar la FAP puede ser una alternativa útil a la cirugía en pacientes con comorbilidades, demostrándose exitosa y con escasas complicaciones. Si bien, debemos continuar profundizando en mejorar la técnica para minimizar posibles efectos adversos. Sería interesante establecer el uso de antibiótico profiláctico para evitar infecciones post-procedimiento o plantear la realización reglada de un aspirado bronquial microbiológico de secreciones periválvula en pacientes de riesgo para infecciones por gérmenes no habituales.